martes, 14 de agosto de 2007

Presentación

Jessica Piedras le canta al erotismo nocturno, a esa sensación que se alarga como la sombra en plena media tarde, llega siempre para no quedarse, se despide lento y en silencio y jamás regresa. Toma la palabra con la que se nombra y la arroja al mediterráneo para que en diciembre llegue a la costa de Oaxaca y la reciba. Escribe de su muerte, esa que ya tuvo, le canta a las diosas que la acarician en pleno río Tarento y le hace el amor a la soledad dormida. Ella no es hechicera ni adivina, es constelación marina que se despide como las amantes, junto con el alba.

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