martes, 14 de agosto de 2007

SOLEDAD DE SOLEDADES


he muerto.Haz muerto sola, solas.Todas, ninguna.Con maleta en mano hemos muerto.Al llegar la noche.Al irse la luna.La vela anuncia tu llegada y mi partida.Ola tras ola repiten mi muerte,murmuran, susurran mi falacia.Hemos muerto por un balazo en el sillóny un tropezón en la escalera.Caminamos frente a la taza de pan,el tarrón de azúcar y el piso de sal.La escopeta te ha quedado grande,te sientas sobre ella y no te señala.La soledad invade la luna,deja camino de besos y pasos pensados.No te asomas de la cama sólo salen tus manos.Nos invaden las estrellas y el sol.Desierto está mi rostro, tu rostro, su rostro.Pequeña estoy ante la muerte,disfrazada de melancolía me encuentro.La puerta no contiene aun mi llegada turbia.Soledad de soledades he muerto.Hemos muerto sola, solas.Todas, ninguna.Callada la mirada nos persigue a cuestas.Mujer me llamo, Mujer te llamo.Mujer nos llaman

TU MIRADA DE FELINO

la presiento.
Tu rasposa lengua por las noches
la contemplo.
Tu aliento una vez más murmura
mi nombre quemando mis huesos.

Pantera sigilosa te deslizas,
confundidamente oscura,
elegantemente reservada.

NO HE PODIDO DECIR TODO AQUELLO


que le provocas a este cuerpo
moribundo, a estas mis manos húmedas,
a estos mis ojos lentos.

Cómo decirte de nuevo que tatuado está
tu nombre en cada una de mis venas,
cómo decirte también que sellado
y hecho fósil tu nombre se ha
quedado en mi cuerpo.

Espero me recuerdes ahora que muero,
muy quedo pero muero.
Espero hables de mí diario a la misma hora.
Espero no aturdirte con todo
el ruido que acecha mi boca.
Espero me invite tu sombra
y tu silencio a una convención
de gritos y visiones.

NO PUEDES PENSAR EN MÍ SIN SER ROCA,


Sin dejar de vestirme y después
ser un animal errante de la lluvia.

Intento ser aquello que soñé
delante del mar que no conozco todavía.
Anhelo poseer todo lo que se quedó
en mis pies el día de mi muerte.
Mimetizo lo que no puedo tener en la
yema de los ojos y continuo vislumbrándote
llena de mares y de rocas,
hablando cada cual de miradas diferentes.

Lugar sin vientre, sin ombligo,
lugar de ojos y espantos,
lugar sin llanto, mujer escarabajo.
Símbolo de mujer, de ti mujer:
Equidad mortuoria insatisfecha
de una fugaz llama de bronce.


CLEMENTE se pierde en la noche para encontrarse en la vigilia de la muerte.
Conocer su nombre no es lo importante, lo esencial es entender lo que busca y no encuentra de la vida, su vida que tal vez sea mi fin.
Pensar Clemente es decirle al abismo letanías, es suspirarle y sonreírle epifanías.
Mujer de pelo largo. Mujer de abandonados senos. Mujer llana y singular. Mujer sorprendente y sorprendida por su suerte.
Clemente, Clemente, Clemente repito cada noche sin querer, Clemente suspiro, Clemente me invento, callada me nombro Clemente. Nombre expulsado del sudor salado de mi frente.

Presentación

Jessica Piedras le canta al erotismo nocturno, a esa sensación que se alarga como la sombra en plena media tarde, llega siempre para no quedarse, se despide lento y en silencio y jamás regresa. Toma la palabra con la que se nombra y la arroja al mediterráneo para que en diciembre llegue a la costa de Oaxaca y la reciba. Escribe de su muerte, esa que ya tuvo, le canta a las diosas que la acarician en pleno río Tarento y le hace el amor a la soledad dormida. Ella no es hechicera ni adivina, es constelación marina que se despide como las amantes, junto con el alba.