viernes, 25 de julio de 2008

LA RUTA SIN NOMBRE, LA VÍA DE LA PLATA

LA RUTA SIN NOMBRE, LA VÍA DE LA PLATA

La ruta de la Plata ubicada en el noroeste de España, originalmente iba de sur a norte, porque era la forma en que se exportaban e importaban especies, ropa, joyas y alimentos, los cuales desembarcaban en el Río Guadalquivir en Sevilla y los llevaban por una ruta hecha por los primeros hombres, llamada ahora “La Ruta de la Plata” hasta Oviedo, el norte de España que colinda con el mar Cantábrico. De dicha ruta aún no se sabe el origen, algunos antropólogos suponen que los primeros hombres hicieron esta división siguiendo a los animales que cambiaban, según las estaciones, de hábitat y posteriormente el Imperio Romano tomando ya esta vía como modelo la hicieron como una ruta de transporte. En esta ocasión le invitaremos a dicha ruta pero de norte a sur, comenzando por Oviedo, frío Oviedo. Tomar carretera y llegar a Gijón, Gijón colorido y transparente igual que Cudillero, pequeño pueblo con tejados semejantes. Sentarse en una banca es lo recomendable para observar detenidamente el mar Cantábrico, caminar Gijón es una dulzura, comer comida exquisita, delicada, siempre en platos grandes y blancos casi transparentes. Espera la carretera para seguir, la ruta de la plata; llegar a León de color café jamás visto, seguir las conchas de bautismo plasmadas en el suelo que le llevarán a iglesias antiquísimas. Visite el museo contemporáneo, es de verdad una iniciación al arte, es explicarse a través de lo abstracto lo universal. Sigue la carretera esperando el llanto de los gitanos que invitan a gritar y a llorar con el eco marcado en las piedras que narran la historia. Brinde por Zamora y la casa del Mío Cid. Recuerde a Raponzel arriba de esas torres que nos dicen adiós sobre la carretera rumbo a Salamanca, la ciudad de cobre, porque al atardecer se observa amarillo quemado. Camine Salamanca, llegue a plaza mayor y atraviese el puente Tórmes y recuerde a Lazarillo guiado por un ciego, déjese llevar con el viento, encontrará la ciudad medieval y quedará maravillado con la catedral vieja y nueva de Salamanca, tome café con leche, un helado, una cerveza de barril, piérdase por los callejones que se pierden en su piel. Siga por carretera y disfrute los olivos, descubra a los cerdos ibéricos comiendo pasto, distinga a lo lejos los restos de ciudades medievales, árabes, romanas, vestigios de grandes civilizaciones. Pase por pequeños poblados como Cd. Rodrigo y La Alberca, continúe hasta llegar a Plasencia, camine sus calles empedradas porque se enamorará de ellas. Continúe por carretera para llegar a Cáceres y descubra restos romanos que ahí se encuentran, tome fotos del teatro romano. Reanude el viaje que la carretera le espera. Vaya a pequeños pueblos casi perdidos, pero no olvidados; encontrará paisajes de colores diferentes, verdes, cafés rojizos, tiendas y calles desiertas, no olvide tomar una foto de algún anciano con boina observando detenidamente la fuente de la plaza. España aplaude junto con el flamenco. Antes de asombrarse con más paisajes pase por Mérdia y descubra más riqueza arquitectónica milenaria. Vaya a Béjar, Zafra, pueblos en los que la gente se asoma tímidamente para observar al viajero y esconderse, los viejos contemplan la tarde, parecen pueblos de nadie, parece que las calles esperan al visitante. Su destino es Sevilla, déjese seducir por el llanto de los gitanos y el baile del sevillano, sienta la fuerza de la hembra seduciendo al macho, camine por calles angostas de y visite el castillo Mudéjar que es una maravilla. Recorra el río Guadalquivir y de noche camine por el malecón, déjese llevar por los rincones de Sevilla. Entre vino tinto o blanco, quesos, castillos, ciudades medievales, restos romanos y árabes, cigüeñas haciendo toc toc toc que despiden al comer, entre algún joven gitano que grita y llora y se queja con el alma, disfrute España porque es mucho más que eso. Disfrute la Vía de la plata, la ruta sin nombre, pero no por ello sin paisajes hermosos, contradictorios y asombrosos.

FINAL FELIZ

FINAL FELIZ

“Hubo un tiempo que fui hermoso y fui libre de verdad,
guardaba todos mis sueños en castillos de cristal,
poco a poco fui creciendo y mis fábulas de amor se fueron desvaneciendo
como pompas de jabón.
…. Vas cruzando
las fronteras sin darte cuenta quizá. Tómate del pasamanos
porque antes de llegar se aferraron mil ancianos
pero se fueron igual…”
Charly García
I

Quiero hablar de una niña que tiene el mismo nombre
que cargo desde hace veintisiete lunas y ocho agostos
Quiero hablar de una loca que deambula por el mundo
creyéndose deleznable y quebradiza
Quiero hablar de una pobre tonta que se miente
día a día para soportar la dura jornada
Quiero decirle a esa niña que falta
poco para los dolores desmedidos
y fracasos ineludibles
Quiero decirle a esa mujer de ocho lunas
que las mentiras son necesarias
y no tan necesario decir que son mentiras
Quiero decirle a esa loca que la nada existe
y el vacío es perenne

Además quisiera contarle a todas ellas
que la vida es una duda eterna
y un dolor incansable
y que el cuerpo es tan propio como así lo quiere el espejo



Eso no es para ti, decía ella. Es para personas ricas y nosotros no lo somos. La pobreza siempre sigue a la familia, porque si naces pobre, pobre te quedas. Eso decía ella, lo recuerdo nítidamente. Los pomelos, por ejemplo, no eran para mí, porque eran para gente rica, sólo podía observarlos a sabiendas que jamás las probaría, ya lo decía la envoltura de la fruta.
“Además, te ayudo, porque recuerda que mejor muerta que gorda.”
Sentencias que ella decía, sentencias que ella tatuaba, sentencias con las que mutilaba mi esencia, mi corporeidad, sentencias con las que me nulificaba.
Comenzó desde siempre a dar pequeñas dosis de veneno para calmar al dragón naciente, al mono seductor, al animal humano que nacía, al viento trémulo y huracán siniestro. Ella lo mataba lentamente, al simple ser humano que despertaba, ella le decía que no.
¿Por qué la escuchaba?
No tenía otra opción, era apenas una niña de ocho años. Ocho míseros años en los que debía ser adulto, porque un día dijo “crece” y crecí sin remedio, sin ayuda, sin pedirlo. ¿Por qué dijo un “crece” lleno de locura?, ¿por qué dijo un “crece” lleno de fantasmas y de sentencias y de flechas con doble punta?, ¿por qué Van Gogh se cortó la oreja?, ¿por qué se crean mitos de personas reales, de gente llena de condición humana?, ¿por qué Yocasta prefirió matarse a amar a Edipo? Era su hijo, lo dejó solo con su soledad en las manos, con su soledad en Colono, con el desprecio en sus ojos inválidos y sus sentidos expectantes.
Por qué aferrarse a que los hijos sean la prolongación de los padres, por qué aventurarlos a la vida sin enseñarles a vivirla, por qué llevarlos al abismo sin que la vida los lleve como río tranquilo y natural.
Ahora me preguntan sobre las calcetas rojas y los moños de colores, sobre mi bella infancia y mis primeras experiencias en todos los ámbitos, sobre esos años en los que las permisiones son casi incontables, me preguntan sobre los primeros dientes que traen dinero junto a los ratones y yo les respondo que olvido con facilidad y que mis estadios fueron fugaces, por que no tenía derecho de vivirlos, debía ser adulto a los ocho años, debía tomar decisiones que otros no se atrevían y así ser yo la eterna culpable, debía estar sola desde el inicio de mi vida, por que así ya lo marcaba mi destino, mis zapatos.



Después del veneno inyectado desde entonces, llegó un golpe y otro y otro y otro y otro más. Entre cada golpe escribía cartas a musas encantadas y desconocidas. Cartas que nadie leía, sólo las paredes solitarias y los patios vecinos. Entre cada golpe y regaño inventaba juegos porque algo en mí se rehusaba a crecer como si supiera que no era lo debido. Entre cada golpe había, sin duda una leve sonrisa, aunque todo era un engaño. Entre cada golpe había buenos recuerdos, salidas por el pueblo y carcajadas y caricias sin ofensas. Por qué no todo era así, me preguntaba…


II

Quisiera además no caer en lugares comunes
sin embargo
reconozco
que la sencillez
cura enfermedades causadas por preguntas
complejas y barrocas
que la simplicidad salva del discurso esquizoide
y la vulgaridad
en pequeñas dosis
nos vuelve terrenales
y que el ser llanos nos quita el peso
del otro cautiverio llamado excelencia


Había tardes inigualables, llenas de cuentos de horror, llenas de historias reales que asustan a cualquiera, llenas de figuras paternas imponentes, llenas de inquietantes momentos de risa y de cariño. En el fondo, había una madre cariñosa, refugiada en la violencia como único medio para demostrar amor y pedirlo. Había diarios de versos aprendidos y noches llenas de temor.
A pesar de todo, una parte de mí estaba bien, estaba asustadizamente bien, temerosamente bien. La soledad me acompañaba por las tardes, en que no salía a jugar con los amigos de los departamentos contiguos, tardes sin bicicletas ni visitas a tíos lejanos por que me quedaba en casa escribiendo cartas de amor para enamorados, y cartas repletas de llanto para los principiantes enamoradizos. Desde entonces, el verbo me acompaña, la palabra es mi amiga, aunque el silencio sea mi sombra.
Esperanza me llamaban algunos, mientras que otros solían decirme Victoria y otros más Malena, Erendira, Clemente, Clarisse, Ofelia, Helena. Qué importaba mi nombre, en casa no lo decían y siguen sin nombrarlo.
¡Cómo me gustaba mi casa! Pasaba algo curioso, si hacía mucho calor en la calle, en cuanto uno entraba a mi casa, el cuerpo se refrescaba y si hacía frío en la afuera, adentro hacia un calor encantador. ¡Cómo extraño mi casa! En sí, la casa, me gustaba dormir ahí... lo demás no me gustaba tanto y sigue sin gustarme. Las exigencias, el maltrato, el abandono, a quién puede gustarle. Pero mi casa, si ustedes hubieran conocido mi casa vivirían sin pensarlo ahí, conmigo, a un ladito.



III

La niña pregunta sobre el futuro que le espera
sobre la vida que amenaza y la gente que señala
La niña pregunta aunque sabe que no soportará verdades
porque la realidad es una invitación al pánico

La niña escribe mensajes a la nada
se enamora de la tele y camina con sus zapatitos de colores
No quiere caminar para no perderse
(aunque sabe que falta nada para confundirse)
no quiere perder de vista a mamá
ni a manito piqueito
porque ella
qué hará sin ellos en su mundo
qué hará con su silencio si mamá
no lee más en voz alta poemas tristes y lejanos
A dónde irá si manito piqueito no la lleva en su bici vagabundo
a pasear entre nubes y callejones de cantera
Qué escuchará si mamá no tararea canciones de niños para gente adulta
Quién la llevará al jardín grande para caminar
sobre algodones rosas y arcos bizantinos
Con quién aprenderá los secretos de la madrugada
si mamá no descubre con ella casas que ocultan tesoros
A quién abrazará en las noches
de pesadilla si mamá no está para darle la mano
entre sueño y vigilia
Quién le enseñará a crear pequeños mundos
en galaxias que están en guerra
si manito piqueito
no elabora escenarios en medio de roperos
Quién inventará historias debajo de la luna
si mamá no descubre con ella
lugares viejos e inundados de misterio
Qué escuchará si campanas no anuncian misa cada noche
A quién le pedirá ayuda para alcanzar los chocolates
escondidos encima del librero
Quién hablará con ella sobre los años maravillosos
Quién le ayudará a cuidar a su ave fénix enferma de viruela
si manito piqueito no está con ella algunas tardes

Esa niña juega con su sombra
come golosinas después de hacer trabajos escolares
inventa siempre historias en las que ocurre todo sin pasar nada
no piensa en futuro ni sabe del tiempo verbal
pretérito pluscuamperfecto
mucho menos del futuro temeroso
ni del pasado malogrado
aún no conoce las palabras
ansiedad
angustia
zozobra
desazón
Lo más importante para ella es regresar de la escuela
platicar con mamá sobre sus ocho años de experiencia en juego
y cuatro años de teoría
Le gusta quitarse el uniforme
y olvidarse del colegio

¿Qué más puede preocuparle a esa niña de ocho años?
Si tiene a mamá y manito piqueito
si sale con ellos y juega
anda en bicicleta por el pueblo
aprende versos amorosos junto con la madre
amorosamente contradictoria

Acaso es necesario que pregunte sobre el deber ser
sobre
tristezas
planes inconclusos
sueños quebradizos
metas inalcanzables
frustraciones lastimadas
heridas incurables

A esa niña le basta saber que mamá
y manito piqueito están ahí cada mañana

¿Qué más puede o debe preocuparle?

Ya después vendrán las divisiones
los vacíos
la precariedad
las tinieblas
las repulsiones
y todo eso que se aprende
afuera de los salones de clase



Cuando tenía ocho años me preocupaba mamá, me angustiaba que ésta se fuera y me dejara para siempre, no estaba, cierto, pero me angustiaba decirlo, porque la realidad siempre me ha matado, no puedo ni siquiera mencionarla porque tiemblo. En esa época soñaba con una madre despedazada y eso me aterraba, veía la sangre y los fragmentos de su cuerpo distribuidos por la casa, soñaba continuamente con esas imágenes. La realidad es sin duda un monstruo de diez cabezas, es un cavernícola dentro de mi estómago, es un dolor de cabeza incesante, un atrapa sueños que desaparece ilusiones y fantasías. La realidad siempre me invita a un episodio pre-sicótico dirían los psiquiatras, pero es así, la realidad asusta, al menos a mí, desde los seis años provoca en mí, un revoltijo de alvéolos provocando crisis asmáticas. No puedo con la realidad, simplemente, no puedo. Me carcome, me estremece, inunda, vacía, penetra dolorosamente, viola mis pensamientos, se entromete en mi felicidad furtiva y se larga para regresar de nuevo y darme una bofetada en la segunda mejilla, la que se debe poner según las escrituras. Puta realidad de mierda, no la soporto.

IV

No es necesario que la madurez llegue a la niña antes de tiempo

Pero aparece
de repente
de la nada
aparece
como una ducha de agua fría
como un terremoto en día de fiesta
como una fiera asaltando a su presa

Ya no hay nada qué hacer
la pobre niña ha sido embestida por eso mal llamado madurez
por eso que carcome la piel y chupa la sangre como sanguijuela
animal que se pega para siempre a las venas casi invisibles

Ya no hay nada que hacer
la pobre niña ha muerto despacio
se ha vuelto prisionera de ella misma sin saberlo

De ahora en adelante será más de tres cuerpos en uno
se fragmentará
un cuerpo será el que ella vea dentro del espejo
otro
el que le quiten en la calle y se lo devuelvan con una mirada
otro más
el que ella quiera tener

La esquizofrenia anuncia su llegada. Mamá ya la tiene, es una señora anfetamínica que hace la vida miserable a sus hijos tan queridos, la abuela también ya la tiene entre sus huesudas manos, blancuzcas y llenas de mierda, la bisabuela la compró con su fortuna miserable desde hace más de un siglo. Maldita herencia, locura, muerte, pero no resurrección. Te heredo mi locura, dice mi madre en silencio, te dejo en las escrituras mi compulsión, mis carencias, mis temores, mi sobrepeso y sobre todo los diamantes llenos de maldiciones, para que te alcance hasta tu muerte. Porque quiero que recuerdes siempre que no eres persona, que eres una mierda, un objeto, un objeto de mierda.
Voces de madre abnegada y entregada a sus hijos ahorradores de fracasos. Voces de madre amada y desdichada por el desamor de sus críos, voces de una madre amorosamente vil y villana.
Madre, sinónimo de amor, en éste caso no, se rompe la regla para seguir con ella.

V

La locura
entonces
aparecerá pronto
lenta
pero segura
como la muerte
Esa niña ya está destinada
a transgredirse para poder existir
Necesitará del dolor
y de los gemidos suplicantes
para soportar


El dolor, bendito dolor heredado por espinas y caídas, bendito dolor que traspasó la sábana santa y colmó a Magdalena y a María, bendito sea el misericordioso dolor lleno de trinidades y tinieblas: padre, hijo y espíritu santo. Dolor lleno de gracia que nos lleva al cielo. Ofrezco mi dolor a mi madre y a todos aquellos por los que la locura comenzó a recorrer mis venas de abolengo, mis venas de color verde y mi cabeza rota desorbitada.
Gracias por las enseñanzas dadas a los seis años manito piqueito, gracias por el prepucio mamado desde la infancia, gracias por abrir una puerta llamada fuga, locura, realidad irreal, fantasma, muerte, sexo, adicción. Gracias a todos por participar en el evento más grande de mi vida. Me contagiaron de su patético recorrido y fui una extensión más de las carencias familiares. Me nulificaron, gracias por desaparecerme antes de tiempo, por negarme tres veces y repetirlo otras tres veces más hasta cansarse. Gracias por las bofetadas en todas la mejillas dadas y en todos los cuerpos hechos cristo para ser sangrados. Gracias a mi madre que me llevó en su vientre seis meses con quince días, por expulsarme antes de tiempo y decirme al oído “morirás lento”, gracias a la maravillosa señora que me dio la vida y la muerte al mismo tiempo. Gracias.

VI

La niña casi extinta tiene pesadillas
en las que mamá no regresa a casa
lo comenta
mamá le dice que no pasa nada y la abraza cariñosamente
Cuánto quisiera que ese abrazo fuera eterno
pero éste se esfuma en el menor de los descuidos

La niña comienza a adolecer
la hostilidad aparece inquietante
y la melancolía como vieja matrona
espera la hora perfecta para llegar de sorpresa

Mamá se transforma y el silencio
entra por las ventanas para cerrar las puertas
Hermano ya no es manito piqueito sino
un rufián que se entromete en lo que no le importa
Mamá ya no canta poemas ni camina entre callejones
junto a niña silenciosa
Ahora calla
Pesadamente calla su silencio doloroso
Ahora grita
Desbordadamente grita por todo y para todo
Ya no es mamá de niña sino verdugo
que padece junto a una adolescente que adolece
Hermano piqueito ya no es cómplice de galaxias
creadas en medio de roperos
ahora es mecenas del verdugo y fantasma desplazado
Mamá padece
y deambula por la casa con su tristeza debajo de la ropa
Mamá se resigna ante la muerte de la niña


Muere la niña. Muere a partir de una sentencia “siempre tendrás la culpa” No le digan a nadie, pero Ofelia o como quieran llamarme tengo la culpa de todo. Traigo una cantera en mi espalda y mi soga está lista para ser usada. No le digan a nadie que mi rostro se transforma cuando dicen que la felicidad existe, por que no les creo, por que todo para mí es farsa, el mundo es una farsa, el amor es una farsa, la fidelidad, la familia, las reuniones de amigos, las reuniones familiares y la maternidad y todo, todo, todo lo demás es una farsa. Todo es un invento del hombre para el hombre, porque debemos creer en algo, aunque sepamos que todo es una farsa. Yo creo en algo distinto cada día y así siento que todo es nuevo, porque mi locura me lo permite, en fin, todo es una farsa. Hasta la filosofía de la farsa es una farsa. Inclusive yo, sobre todo yo soy una farsa.

VII

Manito piqueito, verdugo y rufián
crea un mundo aislado
parece un desterrado de su propia casa
un soñador aprisionado
un hijo de una madre triste y abatida
un sabio desconocido
un hombre viejo y atormentado

Los hermanos se saben solos
sufren amores perdidos
les separa una pared casi invisible
lo necesariamente gruesa para no escuchar su llanto

El cuerpo se habitúa, no sabe relacionarse de manera diferente, el cuerpo es hedonista, el cuerpo sabe de placer mientras que la cabeza sólo sabe de dolor. Abyecta la niña, subjetivo su armazón, sujeto y objeto carga una pesadez inigualable.
¿Sentiste placer ante el dolor? Le preguntan estúpidamente ¿Sentiste placer ante la flagelación. La niña sólo guarda silencio y culpa y más culpa... ¿Sentiste algo mientras te introducían diez años por la vagina? Aunque la niña pregunta qué es eso, siguen las estúpidas preguntas y la culpa.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi eterna culpa, reza una oración que nos recuerda el pecado original, la manzana de la discordia, y que nos presenta además, a las mujeres como excelsas tentaciones de lo inmoral, somos el pecado, mirarnos es pecado, tocarnos es la muerte. Cargamos todos los pecados llevados a la cruz el día santo.

VIII

Mamá duerme durante el día y por las noches recuerda
a su hija a sus padres y a su hijo
panza de lagartija
Ella sabe que las ciudades son malas
sabe que el tiempo cambia a la gente
sabe que la adolescencia es angustia irremediable
que la niñez es una época de permisiones
sabe que el crecer es tan necesariamente doloroso
como una daga atravesada por la espalda

Aunque sabe todo eso
Mamá no entiende
por qué la niña ya no necesita
de un banco para alcanzar la mesa
por qué ahora dice pasador y no pochoi
por qué ya no dice manito piqueito
y ya no da sus primeros pasos
por qué ya no chupa su dedo meñique mientras
es fotografiada por su nana
ni mucho menos entiende
por qué no le abraza cuando las brujas nocturnas aparecen

Todos lloran la muerte de la niña. Porque a partir de ahora se ha revelado un burdo intento de mujer compulsiva, neurótica, psicótica y enfermiza llena de dolor, recuerdos y aversión, ya no quiere a nadie, nunca lo hizo. Ahora es una medusa que se enreda en todos los árboles de la selva llamada ciudad, mientras su cabello de serpientes llevan veneno en los colmillos y se confunden en los cuerpos. Es un animal que se agazapa y lentamente mata al enemigo.
Ya no existe Erendira, ya no más Esperanza. La soledad continúa y ésta trae consigo más soledad y más desaliento, acompañado de compañías efímeras y amantes eventuales.

IX

Manito piqueito
verdugo y rufián
nombra a un padre ausente
mientras se convence de tenerlo

Llega la juventud víbora atormentada
llegan las preguntas insectos invisibles
llegan las respuestas libélulas sin luz

Llega la niña
adolorida
con disimulos bajo el brazo

Llega la transgresión del cuerpo
los fantasmas al espejo
la locura ineludible y esperada
la teoría de la escuela y las verdades de la vida
los amores inventados y mil historias a un cuaderno
que pronto se llena de firmamentos casi reales

El joven verdugo y rufián
se convierte en joven compañero de juego
y confidente de la adolescente atormentada
por un futuro incierto y lleno de esperanzas


Había juegos permitidos y aprendidos, había pactos de silencio, esos que se hacen por la madrugada cuando el Señor descansa, el mismo pacto que hizo Judas mientras esperaba escondido en el huerto de los olivos. Silencio era el que aguardaba la niña ahora adolescente para no convertirse en manzana y pecadora. Dejó de murmurar su nombre porque ni siquiera era capaz de cantarlo a los cuatro puntos cardinales. Nadie lo hacía, porqué debía ella de hacerlo.
Se buscó en los retratos de familia y decidió quemar todas sus fotografías, para qué, se preguntaba, para qué están las fotos si en ellas ya no me reconozco. Para qué tenderme una trampa en un laberinto lleno de pinturas donde no aparezco.
Para qué hacerme una historia llena de mentiras en un lienzo blanco, para qué llenarlo de puntos sin sentidos. Si hubiera sido impresionista lo llenaría de colores opacos por la noche casi eterna, si hubiese sido cubista me hubiera transformado la cara como realmente la veo cuando un espejo aparece frente a mí.
X

Mamá
ya no duerme en casa,
mamá dice que ya no puede
dice que debe marcharse y dejar la cueva a cargo
del joven compañero y la adolescente adolorida

Poco a poco se ausentan de nuevo
él se marcha para siempre de casa
ella deambula con su soledad a cuestas por la cueva

La adolescente inventa un cosmos para defenderse
de la gente fantasma y real
hay que defenderse siempre para poder limpiarse la mierda
que todos embarramos
porque inevitablemente
cargamos

Hay que defenderse
Esta vida es una guerra
cuyo lema es

Lanza un golpe y estate siempre alerta


“Estuve a punto de matar a mi madre” Sentencia la joven. “Parecía sencillo, la tenía entre mis manos y ella sólo balbuceaba, gritaba mi nombre (por primera vez lo hizo) y no sé qué tanta pendejada más, mientras yo, sólo apretaba su cuello con un delicado sabor a venganza y placer. Cómo no querer matarla si decía que mi vida es una mierda y que soy una pendeja, cómo no querer matarla si repetía eso una y otra vez sin cansarse. A ella no le sirve de nada tener una hija como yo y a mí no me sirve de nada tener una madre como ella. Estuve a punto de matar a mi madre, el aire se iba lento y sus pulmones cobardes sabían que llegaba el final. Tomé con mi otra mano su cabeza para que no me viera con esos ojos desorbitados... la solté, cobardemente la solté, por qué o para qué dejarla vivir más tiempo, no lo sé, temí matarla y cargar con más peso del que ya cargo. Ella, se levantó, me tuvo miedo, lo sé, sabe ahora que puedo matarla en cualquier momento. Nos hemos distanciado más de lo que solíamos hacer.
Estuve a punto de matar a mi madre, qué más podía hacer si gritaba todas esas cosas que duelen y que jamás me voy a mencionar, vociferaba, destrozaba objetos queridos, estrellaba el mar guardado con recelo en mi habitación, provocaba que las olas pelearan y que mi corazón se rompiera de nuevo. Qué más podía hacer si no matarla, era el único remedio para que ella se callara, me golpeó y destrozó los últimos pequeños residuos que quedaban de una niña esperanzada de tener una madre “normal”.
Estuve a punto de matar a mi madre, qué más podía hacer si ella gritaba y no dejaba de hacerlo, si ella decía a voz en grito palabras que deben ser acalladas de cualquier forma. Me puse en cuclillas, tapé mis oídos, pero aún así la escuchaba, la seguía escuchando. Veía sus ojos decepcionados de mí por no ser su extensión y no hacer lo que ella quería. La observaba mientras escuchaba un pequeño eco por tapar mis oídos con el dedo índice de cada mano. Ella gritaba, no dejaba de hacerlo. No soporté más, me levanté, fui hacia ella, forcejeamos, me desvistió, me sacó de la casa y después como toda una heroína salió por mí para darme cobijo y seguir con la reprimenda. Me encerré en un mundo creado. Escuché de pronto cómo destrozaba cosas de mi cuarto, salí, la aventé a mi cama y la tomé del cuello para no soltarla, pero la solté. Cobarde. Pinche cobarde de mierda. No la mataste. Me repetía mientras recogía junto con mi llanto todas mis esperanzas e ilusiones tiradas en el suelo. Salía sangre de mi cabeza, del mismo sitio de donde quitaron una bola de carne cuando nací, llamado ematoma cavernoso. Al golpear fui golpeada y sangré, aunque ella estaba ilesa. Al menos físicamente, porque seguí decepcionándola. ¿Por qué no la mataste?

XI

Comienzan las sentencias
Comienzan los pasos mal dados
los fracasos
las miradas de conmiseración
las exigencias aumentan
Continúan las mentiras propias y ajenas
comienzan además
las frustraciones de los otros en la adolescente casi marchita
y la joven deja de existir
po-co a po-co
po
co
a
po
co
de-ja-dexis-tir

XII

Guarda silencio la adolescente

Sabe que la transformación de su cuerpo es una flagelación por tanta culpa ajena cargada. Sabe la adolescente que no volverá a encontrarse en ningún espejo, ni mucho menos en otros cuerpos; aunque se busque desesperadamente en infinitos lienzos estéticos, lúdicos y reflejos de ella misma. Se ha perdido en algún lugar del hematoma que le quitaron a los quince días de nacida, se fue junto con la cicatriz queloide en su abdomen del lado izquierdo, junto con los sueños de la niña que se desvanecieron al escuchar “crece” mencionado a los ocho años.



La joven se refugia en el mundo del silencio. Llora, tiembla, escucha voces que le gritan lo que su madre le dijo durante muchos años. Reza por su cuerpo ya casi marchito. Carga con aprensión un rosario de infinitas cuentas. Ahora menos que nunca soporta realidades. Llora de nuevo, ríe de nuevo. “Estás loca” le gritan y ella teme por que pavorosamente está loca. Lo percibe y asustada no sale de su cama-vientre materno. Escondida debajo de las sábanas se protege de las maldiciones de la madre y de las voces repetidas en la calle. Se refugia en el silencio aunque éste la esté envenenando.

XIII

La joven se ausenta de ella misma para irse con ella a otro lado
Aunque siempre somos como somos
y seremos el reflejo de nosotros mismos
y el reflejo de los otros.

La joven es el reflejo de su madre
por eso ella la condena tanto

La joven recurre a las palabras para nombrarse
para describirse aunque ya no percibe la realidad de lo imaginario
ya es un fantasma que finge existir en un mundo aparente
ya es un ente sin materia
ya es
alma
esencia
viento
sonido
oscuridad
murmullo
llovizna
balbuceo
marea
rocío
ola marina
caracol
eco
eufonía
preludio
sombra

El silencio enferma y cura. Ahorca y mata la razón, el silencio es tan dañino como la palabra.
La palabra crea,
seduce,
asesina,
desnuda,
miente,
soborna,
alivia,
es un remanso de paz y de ternura,
enamora,
extermina,
acuchilla,
liquida,
amenaza y revive.

XIV

La joven se pierde en un mundo real-mente inventado
La joven tartamudea sobre un barandal mal puesto
camina sobre puentes movedizos y lagunas disfrazadas
grita su nombre ya casi olvidado
inventa vidas para unir lo verdaderamente falso
descubre cuerpos desiertos
selvas
fiordos que mueren lento
cascadas escondidas
universos de lunares
rizos humedecidos por el viento
labios dispuestos y miradas feroces
cuerpos ardientes
hielo azul metálico
pieles desnudas
valles repletos de flores
islas de nativos
cárceles medievales
ciudades amuralladas
castillos árabes
iglesias prohibidas
panteones derrumbados
cruces unidas con veladoras de manteca
puentes llenos de sangre
ríos abandonados
espejos

Hay que largarse de casa para descubrir la esencia, dicen unos, mientras que otros se quedan de por vida con sus padres, otros más, se largan de ellos mismos. ¡Cómo quisiera largarme de mí, desaparecerme de mí, ya no hartarme con lo mismo, con las mismas pendejadas de hace diez años, ya no hacer círculos que llevan a nada! ¡Ya no quiero escucharme! ¡Cómo quisiera cortarme las venas de abolengo y largarme de mí!
Ella decía que había familia, mentira, había nada y en pláticas de sobremesa reinaba el silencio y la hipocresía.
¿Eres feliz? Me preguntan y lloro en ese instante. Esa palabra no existe, esa sensación es una utopía. Es una verdadera farsa.


XV

La joven fragmentada
descubre el camino de Santiago
y se guía por las conchas de bautismo
tatuadas en el asfalto
hasta llegar a Chalco
Toca nubes
Cruza el Río Guadalquivir
Conoce la Alambra
y castillos Mudéjar
Camina Sevilla
se pierde en Sevilla
grita Olé en Sevilla
Conoce a Lazarillo y le pide a un ciego que le guíe
Cruza el río Tormes
Canta con voz arábigo andaluza
Sueña Salamanca
ciudad de cobre

XVI
En su constante búsqueda deambula
En su constante búsqueda se pierde
En su constante búsqueda encuentra vestigios de ella
lejos
muy lejos
de su tierra
pero no siente tristeza

Se descubre en Cuba
en Nueva Gerona y se extasía
“porque no es lo mismo bañarse
en la piscina que en la presa”
“Huye del fango y de los fogones de leña”
Ella es la pinareña que aspira
la residencia oficial
“camina por quinta avenida
y siempre da la explicación
de que la trajo la cigüeña”

XVII

Recuerda a sus abuelos en Béjar
pueblo casi desierto
En Zaragoza
duerme en cárceles medievales
y descubre a las cigüeñas
En Cudillero conoce variedades de palomas
Mar cantábrico
unión de voces
En Zamora conoce al Mío Cid
y percibe el destierro

En Plasencia recuerda el vientre materno
y se confiesa sin remedio

En Oviedo se convierte en Raponsel
visita Andinos y Asturias le sonríe
En su constante búsqueda se pierde
se encuentra
se divide
se tropieza con el fiordo Amalia y el Pio XI
se congela en Punta Arenas y Puerto Montt
Despierta por la visita inesperada de Neruda
Mientras sus ojos asombrados y bien abiertos
contemplan acantilados y lunas nuevas
alumbrando noches veteranas
nada desnuda
en la laguna de Tziscao
presiente la lluvia
visita ruinas de ciudades
y cuevas con murciélagos
canta triptongos en conventos
Conoce la cueva de cristo
la cara del indio
la isla de la soledad
el guardián del cañón
el cordón de plata
casi muere en el andador turístico eclesiástico
en el bar Revolución

Viajar siempre provoca que nos encontremos. Viajar es llegar al centro de la tierra y hacernos preguntas sin respuestas. Es estar en situaciones límite y sobrevivir a ellas.
Esperanza, Ofelia, Clemente, mientras viaja se fragmenta, es pecadora y sanguinaria. Regresa más adolorida como si los viajes fueran un caleidoscopio y ella estuviera adentro.

XVIII

La joven continua su recorrido por los astros
perpetua conversaciones con lunas temerosas
y pieles exiliadas

Primer amante, segundo amante, tercero amante, infinitos amantes. Cada uno recupera algo dividido, rechazado, olvidado. Cada uno nombra un pedazo de cuerpo marchito casi desaparecido. Cada amante se pierde en bosques llenos de peligro. Cada personaje nombra alguno de los nombres o todos los nombres al unísono de un orgasmo. Cada amante es una farsa, aunque sólo la farsa sea para Clemente; tienen razón al decirme que soy una farsa y que todos los demás viven y sobreviven a pesar de mí. La única estúpida que cree todas las farsas soy yo, yo Ofelia, la farsa más grande de todas. Todos los amantes se van al darse cuenta de lo cometido, de la mentira llamada Esperanza. Por eso Clemente al ser nombrada momentáneamente muere y renace en otro cuerpo-cama y vuelve a morir. Círculos aprendidos, estúpidamente aprendidos. De nuevo, infinitas gracias manito piqueito y mamá feliz.

XIX
No busca
camina
no habla
teme
se defiende
inventa
cuestiona
no busca
añora a
mamá
manito piqueito
pueblo
cantera rosa
tesoros escondidos en casas vaciadas
olimpiadas llenas de cera derramada

Añora


La añoranza es parte del egoísmo de la condición humana, como las contradicciones, la posesión, la inseguridad, los cautiverios. Todo, indiscutiblemente precede de la condición humana.
Ofelia egoístamente añora y vive del pasado pendido de un hilacho mal puesto. Añora a cada amante mal acomodado, cada beso y caricia y cada sonsonete que lleva su nombre, ella lo añora.

XX

Llegarán más sentencias y quimeras
llegarán más reemplazos de religiones y veladoras falsas
llegarán más paisajes no tan coloridos

La joven crece

La joven se topa con los mismos laberintos
con los que se topó mamá y manito piqueito
y las historias se repiten
porque estamos condenados
a tropezarnos con la misma piedra

Reproduce lo que aborrece
porque también estamos condenados
a repetir lo que aborrecemos

Hace tiempo Eréndira decía: aborrezco al parásito y ella se convirtió en parásito; aborrecía la frustración y se convirtió en frustración; aborrecía las mentiras y se convirtió en ellas, en la mentira más grande de la Tierra, toda ella era mentira, toda ella era una farsa.

XXI

Comienzan las contradicciones
los tormentos
las penurias
el hambre toca fondo
y la nostalgia reaparece

La joven crece
se encuentra en el espejo
encuentra a la adolescente
que adolece y que no ha muerto

Ofelia enterró a su niña y adolescente aún vivas. Por más que gritaron dentro del ataúd, ella lo cerró para siempre, como quien después de aprender la lección cierra el libro para siempre.
Se acabó.
Oscuro.
Final.
Telón.

XXII

La niña y la Joven guardan silencio

Estuvieron de luto

XXIII
Ella
la mujer caña
la mujer viento
no se reconoce
No sabe cómo nombrarse
No sabe qué tipo de cantos
son los mejores para sobrevivir en medio de sirenas
Quiere ser salvada por príncipes azules
Quiere ser llevada por conejos escondidos en la luna
esconderse en torres de marfil
y prestar su cabellera a nobles perseguidos
quiere salvar a otras infantas
y a otros cuerpos moribundos
Encontrarse en otros laberintos
selvas y desiertos

Ella espera una estocada de la vida
presiente filosas espadas de ángeles traicioneros
Ha visto la realidad sorprendiéndole en plena calle
sabe de la precocidad de mendigos vírgenes
conoce al homicida redentor
percibe la libertad del suicida
distingue las fragmentaciones al cuerpo
Sabe de la posesión del violador justificado
Sabe del artista mediocre
del flamenco extinto
del caracol strombus
Contempla monumentos
y restos de su pueblo
encuentra en cada paso una caracola citadina
percibe maniobras perversas de amantes furtivos
aprende el lenguaje del silencio
habla de hiatos y fonemas abiertos
observa a mamá caer lento de su altar
se despide de ella y vive su duelo

¿Cómo sobrevivir a una vejación de seis años, cómo negarlo y seguir, cómo silenciarlo sin reprochar, cómo relacionarse después de ser violentada tanto tiempo? Erotizado su cuerpo estaba y le juzgaban por ello. Pecadora, culpable, infiel, cabrona, puta.
Ella no puede, nadie le cree y nadie quiere amar a alguien que no da seguridad y exclusividad. Aunque ella sabe bien que el amor es más que eso, es un “poquito” más complejo que el monopolio y la posesión.

XXIV

No busca
teme
calla
No se encuentra
No se ve en ninguna parte
sabe que ya no existe
se ha perdido para siempre
llora su ausencia

Hay flagelación donde los demás observan placer. Hay culpa donde el otro dice que hay amor. La suciedad sólo se cambia de lugar, pero jamás se elimina.

XXV

Ella sigue creciendo y guarda silencio

XXVI

Tic tac tic tac tic tac tic tac
El tiempo no se detiene
Tictactictactictactictac
El tiempo sigue su curso
jamás se detiene
Tic tac tic tac tic tac tic tac
El minutero no sabe de cansancio
Toma anfetaminas para seguir su curso
eternamente
Tic tac tic tac tic tac tic tac
Mujer turbinella
presagia destinos paralelos
mujer sustantivo
alterna con guerras marinas
se envuelve de arena
y reza versos mal contados
come mariposas y convierte sus alas en libélulas
descifra estatuas de madera
y encuentra sapos en calaveras
presagia en otros cuerpos lo que en ella no percibe
teme próximas guerras
el desencanto aumenta
la división se acerca
un pueblo dividido siempre es peligroso

Se pierde de nuevo en el bosque
Sigue a Hansel y Gretel
marca el camino a casa
pero éste se borra

Las tormentas citadinas borran hasta la memoria
Ya nadie recuerda
La mujer
entonces
repite historias para que no la olviden

Tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac

XXVII
Es hora de irse
dice mamá
la niña temerosa comprende y asiente
su páncreas tiembla
y sus tendones balbucean

Es hora de irse
mamá repite
Acaricia la cara de la niña que sin pudor llora

Mamá muere

Por fin murió la hiena, por fin la tranquilidad llega después de tanta espera. Ya no causa sorpresa, ya no desnuda y paraliza. Por fin se acabaron las sentencias, aunque Ofelia ya está en el mundo real-mente inventado. Se fue hace tiempo de ella misma. Ya no se encuentra. ¿Gusta dejarle algún recado?

XXVIII

Siente su miseria
su angustia
su miedo
su estupidez
su desesperación
su compleja soledad
su ausencia
su olvido

La joven debe irse
Buscar a su madre para encontrarse a ella misma
Ser Sherezade para inventarse historias
y seguir flotando en la realidad necesaria



La madre nunca le creyó a la niña. Era necesario. La madre hacía promesas que nunca cumplía. La madre, mi madre, mi mamá. Una señora que nunca comprendió lo escrito por estos dedos fríos y temerosos, tampoco nombró mi cuerpo, quizá porque no soy un buen poeta, quizá por que no soy de la nobleza, quizá por que tengo sueños y proyectos, o tal vez por que no soy nada de lo que mi madre quería. No soy su prolongación, repito algunas cosas, como siempre pasa, porque estamos destinados a repetir lo que aborrecemos, a pesar de todo jamás he sido lo que ella quería que fuera.


XXIX

La locura vuelve
Regresa frente a los barrotes de la cuna
Su cuerpo se deforma
La soledad tangible se presenta
La muerte la abandona
Ella miente
crece y miente
Manito piqueito se ausenta
Ella se desvanece

Cada uno tenía diferente destino


Al no regresar a la infancia Clarisse se pierde aún más en su mundo, tiembla y llora si saber razón, aumenta la ansiedad y los placebos cada vez hacen menos su función, los psiquiatras le hablan de razones mientras ella no soporta más la verdad dolorosamente escrita, llamada destino o como quiera nombrársele. La vulgarmente llamada locura llega a su puerta para decirle que esperaba entrar desde hace mucho, pero que la escritura no la dejaba; la palabra la había salvado desde hace mucho de la visita de la estúpida esquizofrenia.

XXX

Mamá se ha ido
Ya no hay nada qué hacer
de nuevo
Ya no hay nada por contar
Ya no hay poemas memorizados
Ya no hay trabalenguas italianos
Ya no hay ideas extrañas ni soledades
deambulando por la casa
Sólo las de aquella mujer melancólica y vieja
Ahora es amante clandestina de Edipo

Hablan de ciegos
de exilios
de lágrimas
de sangre
de Ulises
de tormentas
de Yocasta muerta
Habla de sus testigos de bautismo
Le confiesa el folio y la foja de su acta de bautismo
Ahora es bautizada por ella misma
Se nombra Victoria
Clemente
Helena
Ofelia
Eréndira
Clarisse
y su hermano Danayazad

Coexiste con Edipo
emigra a Colono
se deja guiar por el bastón de Orestes

Ofelia se inventa siete cuentos los siete días de la semana
Es Simbad el cargador y el marino
Se cuenta historias de hadas
para calmar la angustia que provoca el vivir

Clarisse tiene la tranquilidad que se revela
al saber el próximo fin
el siempre presente ocaso

Clemente
guarda silencio

XXXI

Reza con el viejo rosario de la madre
memoriza de nuevo textos melancólicos
Escribe sin parar sus últimos textos
Disfruta por fin
lecturas sugeridas por el viento
se permite ser llana
vulgar ordinaria simple cotidiana sin chiste

Y ahora canta a voz en grito:

Al diablo con el deber ser
A la chingada con lo establecido
A la fregada con la metáfora perfecta
Al coño con el pretérito pluscuamperfecto
y el participio y los adverbios
la metáfora perfecta las figuras patéticas los símiles
las anáforas las alegorías Yocasta y Electra
Hijos de puta la buena escritura el yugo generacional
los fantasmas familiares Edipo y Orestes
Putas frustraciones de los otros
Chinguen a su madre putas carencias embarradas por doquier
A la mierda con la mierda de los otros

XXXII

Helena
será por siempre el príncipe
y la heroína de los cuentos de hadas
será el Mío Cid
exiliada y vuelta a casa con guirnaldas
será Nabiza guiada siempre por su caballo Falada
será Sherezade y Simbad el marino
el que se embarca huye y se enfrenta
será el Quijote y Sancho peleando
contra los molinos de viento
Será el Quijote en busca de Dulcinea


XXXIII

El fin se acerca
El exilio sirvió para encontrarse
y ver reflejo suyo en el espejo
y en el Río Guadalquivir
y en alguna laguna de Montebello

Su destino estaba marcado
su guerra estaba perdida desde siempre
Su nacimiento
como el de todos
fue el principio del fin
del perpetuo
FIN

¡La locura me ha tocado!
¡Estoy enferma del alma!
¡Que venga un filósofo y la cure!

“Necesito a alguien que me parche un poco y que limpie mi cabeza,
que cocine guisos de madre y postres de abuela y torres de caramelo,
que ponga tachuelas en mis zapatos para que me acuerde que voy caminando y que cuelgue mi mente de una soga, hasta que se seque de problemas…
que conozca las palabras que jamás me voy a decir...”
Charly García



“Por que yo sé que para mí no hay muerte.
Por que el dolor —¿y qué otra cosa soy más que dolor?—
me ha hecho eterna”.

Rosario Castellanos