“Deja que te hable de ayer,
día maravilloso e irrepetible
que ya nadie volverá a ver jamás
sobre la tierra”
En medio de fiordos y acantilados te pensaba.
De haber sabido tu nombre lo hubiese escrito
en lo alto de las montañas
entorpecidas por la bruma gris del paisaje.
Bajo la luna iluminando el mar lechoso
mi silencio y el tuyo entrelazaban secretos.
Escribo, cito, te pienso, te recuerdo, te venero.
Qué más puede hacerse después de conocerte,
después de ver rocío bajo tus ojos.
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