Por qué no puedo dejar de escribirle,
Por qué estos ojos de gata asustada
no pueden dejar de mirarte.
Porqué no puedo quitarme de la piel tu beso desesperado
Tu murmullo provocando la necesidad de ti.
¿Eres una Diosa que sólo vino a provocarme,
a convertirme en piedra como Medusa?
O eres Helena que provoca guerras ineludibles,
O acaso eres mi dulcinea citadina,
Esa que sólo vivirá en mis alucinaciones,
O eres el verso que jamás llega al poeta
Aunque divague siempre por su cuerpo.
¿Eres canto, recuerdo o sombra?
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