sábado, 13 de febrero de 2010

TE COMPARO

con una presa infinita,

te comparo con Camagüey desconocido,

te comparo con el Morro como cárcel,

te comparo con el callejón de enfrente,

te comparo con el colibrí escondido detrás de mi cuerpo,

te comparo con la piscina en la que tuve un orgasmo,

te comparo con el muchacho de ojos verdes enamorado,

te comparo con la música francesa escuchada de noche mientras leo a los escritores del siglo de oro,

te comparo con mi perra soñolienta,

te comparo con manglares escondidos,

te comparo con olas macilentas,

te comparo con oropeles guardados,

te comparo con mis manos llenas de sangre,

te comparo con la música en silencio,

te comparo con un beso violento,

te comparo con el dolor gozoso,

te comparo con un altar lleno de velas,

te comparo con la noche aterciopelada,

te comparo con una mirada desgarradora,

te comparo con una caricia sublime,

te comparo con una eternidad llena de gracia,

te comparo con una lectura en medio de la oscuridad,

te comparo con un sol despabilado,

te comparo con unos rayos incontrolados,

te comparo con el mar de arena negra,

te comparo con la selva llena de poesía,

te comparo con la luz roja de mi cuarto,

te comparo con las piernas de cualquier mujer,

te comparo con los labios de Celeste a quien no conozco,

te comparo con mi poesía llena de errores,

te comparo con la palabra repleta de imágenes,

te comparo con un perro muerto en carretera,

te comparo con una guitarra muerta,

te comparo con una lámpara descompuesta,

te comparo con los dioses griegos y seductores,

te comparo con mi niñez destruida,

te comparo con mi fragilidad inaudita,

te comparo con el silencio inadvertido,

te comparo con verdades dolorosas,

te comparo con mis labios que esperan tu interés.

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