sábado, 13 de febrero de 2010

El Morro
Isla de la juventud
La Habana






La Habana

Digo tres veces tu nombre y en silencio quedo, muda quedo. El Malecón, las presas y en silencio quedo, muda quedo.

Isla de la juventud






Prisión entre olas infinitas. Ríos, Manglares, gente morena cantando su agonía, bailando su pesar. Gente blanca sonriendo por siempre. Cuba, Cuba mía.
Madagascar me espera, la tristeza infinita del Presidio modelo aguarda a las olas para hacerlas suyas. Cárceles modelo redondas y olvidadas. La celda número diez tiene nombre y apellido. Son celdas apartadas por el comunismo.
La Habana, la Habana mía que entre cantos se renueva, que entre baile llora, que entre letras pide ayuda.
“¿Cómo es allá afuera?” ´pregunta un cubano. No sé qué responder, sonrío, entristezco, muero, desvanezco, me arrodillo en medio del malecón. Un niño sin paracaídas pregunta “¿Cómo es allá afuera?” ¿Me escuchas? “¿Cómo es allá afuera?” no sé qué responder, lo que sea no es una respuesta, una sonrisa tampoco, una fugaz mirada es todavía un insulto mayor a una despedida.
“¿Cómo es allá afuera?” ¿Puedes responder a esa pregunta?
Un niño sin paracaídas pregunta, su argumento es su vida de diecisiete años, mi argumento es mi muerte de veintiocho años, mejor dicho, no tengo argumento.
“¿Cómo es allá afuera?” dejo la pregunta al aire para que un osado la responda.

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