Pequeña acotación en esta presentación de un libro de poesía, sin embargo me parece necesario hablar sobre el 25 de noviembre, sobre la violencia hacia las mujeres...No se espanten, no diré a voz en grito máximas decadentes, no gritaré que somos hipócritamente lo mejor, no daré un discurso barato como muchos que hemos escuchado...
Comienzo en esta ocasión citando a Rosario Castellanos en “Meditación en el umbral”, porque puso en duda una verdad imperecedera sostenida por mitos y normas mágicas y racionales, y por los cautiverios de todos los poderes que nos atrapan a las mujeres. En 1972 su voz adolorida es protesta y rabia; trasciende, porque nombró también la esperanza, cito:
Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina, ni María Egipcíaca
ni Magdalena, ni Clemencia Isaura.
otro modo de ser humano y libre.
otro modo de ser.
Ella y todas, lo construimos cada día.
Ahora la cito en “Los olvidados de agosto”, porque es un excelente ejemplo, me parece, de uno de tantos cautiverios en los que vivimos, porque ninguna nos escapamos.
- Si lo tuvieras en tus manos y pudieras castigarlo y vengarte ¿qué harías, Cástula?
El ama de llaves retrocedió, espantada.
- Patrón, yo soy mujer. Esas cuestiones de venganza les tocan a los hombres. No a mí.
- Pero fue a ti a quien ofendió, no a tus parientes, que no van a mover un dedo para borrar la afrenta. ¿No te has fijado, grandísima bruta, en lo que ese hombre te hizo? No solo te dejó tirada en el hospital para que te las averiguaras como Dios te diera a entender, sino que te declaró muerta para que los demás no volvieran a preocuparse por ti. Y tu te quedas tan fresca y no le guardas rencor...
- Doña Cástula sabía que merecía el reproche pero no supo qué contestar. Rencor. ¿A qué horas podía haberlo sentido? Desde la mañana hasta la noche, trabajo. Cástula hay que barrer el corredor. Cástula, hay que regar las macetas. Cástula, hay que ir temprano al mercado para escoger bien la carne. Cástula, no remendaste la ropa. Cástula, tienes que ir a atalayar al hombre que vende el carbón ahora que está escaseando. Cástula... Cástula...Cástula...Cástula. En las noches caía rendida de cansancio, de sueño... cuando no había un enfermo que velar.
Rencor... a que hora se siente el rencor. Dolor... dolor se siente todo el tiempo, dolor adolorido, dolor añejo, dolor milenario, dolor heredado. Cansancio... me preguntan si ahora estoy cansada, hablo por mí y hablo por todas, cansada del deber ser, cansada de estar cansada, cansada de amar y darlo todo y recibir poco menos de nada, poco menos de todo. Señaladas somos por nosotras mismas, criticadas y señaladas por nosotras mismas. Somos juez y parte y no lo vemos, no lo aceptamos. Nos latigamos siempre unas a otras. Aquella porque es obvia, la otra porque es femenina, aquella más porque es ruda, la otra porque es gorda, o aquella porque es flaca, la otra porque es una intelectual, o aquella porque es una tonta o no sabe, o no le gusta, aquella porque es buga, a la otra más porque es bisexual, o vestida o transgénero y rara... aquella, la otra, la otra, aquella...
En fin, nos reconocemos, nos significamos en la otra, en la voz de otra. Nos da miedo parecernos a la otra.
(silencio, gran silencio)
Nos violentamos, a eso quiero llegar, a la violencia, la misma de la que hablamos desde este foro o de todos y hablamos de una violencia externa, que provocan, que ejercen los otros, ellos, los machos. ¿Y acaso hemos hablado de esta violencia que ejercemos nosotras para con nosotras mismas, para con la otra?, ¿hablamos de cuando le gritamos a la otra que es una puta? ¿una mala madre, una mala amante, una trailera, un cabrón, una machorra?, ¿hablamos de eso acaso? Podría hacer un ensayo acerca de esto, pero lo que me invita a estar en este foro, es este libro de poesía, de amor, de muerte; no me invita este tema, sin embargo me incumbe y por ello hablo de él y por ello quiero encender una luz en este cautiverio, en esta cueva de ciegos y que todas reconozcamos que hay violencia aquí, como en todas partes, que la ejercemos, que la reproducimos, porque ya introyectada está en nosotras. Y pedir que cuando se hable de violencia, como ya en unos días se hablará, porque lamentablemente hay un día mundial contra la violencia hacia las mujeres, que es el próximo 25 de noviembre, no hablemos sólo del macho golpeador, sino también de nosotras que somos sus fieles cómplices y por ello somos sutil y tácticamente lascerantes...
20 poemas de amor y una canción desesperada se le han cantado a muchas mujeres desde que Neruda escribió esos versos, pero también 20 palabras de odio y un golpe certero a miles de mujeres desde siempre...
El que viva verá. Me viene la idea de que, en secreto,
persigo la historia de mi miedo. O, más exactamente,
la historia de su desenfreno, más precisamente aún, de
su liberación. Sí, de veras, también el miedo puede ser
liberado, y en ello se ve que forma parte de todo y de
todos los oprimidos. La hija del rey no tiene miedo,
porque el miedo es debilidad y contra la debilidad sirve
un entrenamiento férreo. La loca tiene miedo, está loca
de miedo. La cautiva debe tener miedo. La mujer libre
aprende a apartar sus miedos poco importantes y a no
temer al único gran miedo importante, porque ya no es
demasiado orgullosa para compartirlo con otras...
Fórmulas, desde luego.
Casandra, Christa Woolf
El miedo es esperanzador-.
El miedo importante es a los demonios internos, miedo particular y general, todo mundo los tiene.
El miedo que debería dejar de ser importante es a lo exterior, a ser discriminadas, marginadas.
El miedo es esperanzador porque nos protege, es una forma de cuidarnos, hay quienes vivimos en situación de pánico y esto provoca que no nos movamos.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
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1 comentario:
Gracias por estar...ojala pusieras en gadget de seguidores para seguirte, puedes seguirnos también, Hermosa poesía, ojala contemos contigo para nuestro concurso. Un abrazo!
http://mujerespoetasinternacional.blogspot.com
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