martes, 4 de septiembre de 2007

NASAUA, NASAUA.

NASAUA, NASAUA.
Primer palabra que menciono
al despertar de la quietud
completa de los sueños al volar.

No tires de la soga del cuello todavía,
No tires de ella,
Yo lo haré cuando el capitán del barco muera,
Cuando su séptima vida se termine,
Cuando las casas del rosario sean mencionadas
hasta la eternidad,
Cuando la última virgen muera a palos,
Cuando llegue a Madrid por casualidad.

Nasao, Nasao.
Segunda palabra que repito cuando muero,
Tercer movimiento de la orquesta solitaria,
Pequeño disparate del pibe
en crecimiento,
Último espasmo del suicida melancólico.

Naso, Naso.
Se acaba la voz que repite mi presencia.
No alcanzo a escuchar mi risa tonta,
mi eco inoportuno,

Nas, Nas.
En esta gran ciudad caigo
inútilmente sin paracaídas.

Na, Na.
He caído.
No soy suicida pero he caído.
He muerto sin darme cuenta.

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