miércoles, 22 de septiembre de 2010

MEXICANOS: ADOLESCENTES QUE ADOLECEN


¿En qué piensas cuando escuchas hablar de un mexicano? En una persona que trabaja mucho, en un obrero que gana poco; eso contesta un norteamericano, mientras que otro dice pensar en colorido, en folclor y mientras que otro más piensa, en suciedad, alboroto, ruido, pistolas y sombreros. Mientras que el mexicano dice ser chingón, lo y mejor, aunque ante la mirada del extranjero él agache la mirada y siga su curso como si hubiese sido regañado, o al contrario, quisiera ser visto y nombrado por ese Dios terrenal llamado norteamericano.
¿En qué piensas cuando escuchas hablar de un norteamericano? En dinero, oportunidad y éxito, dicen algunos mexicanos, otros piensan en farsa y fraude. ¿A quién escuchar? ¿A quién hacerle caso? Octavio paz en “El laberinto de la soledad” dice:
“Ellos son crédulos, nosotros creyentes; aman los cuentos de hadas y las historias policíacas, nosotros los mitos y las leyendas. Los mexicanos mienten por fantasía, por desesperación o para superar su vida sórdida; ellos no mienten, pero sustituyen la verdad verdadera, que es siempre desagradable, por una verdad social. Nos emborracharnos para confesarnos; ellos para olvidarse. Son optimistas, nosotros nihilistas-sólo que nuestro nihilismo no es intelectual, sino una reacción instintiva: por lo tanto es irrefutable-. Los mexicanos son desconfiados, ellos abiertos, Nosotros somos tristes y sarcásticos; ellos alegres y humorísticos- Los norteamericanos quieren comprender; nosotros contemplar. Son activos; nosotros quietistas: disfrutamos de nuestras llagas como ellos de sus inventos. Creen en la higiene, en la salud, en el trabajo, en la felicidad, pero tal vez no conocen la verdadera alegría que es la embriaguez y un torbellino. En el laberinto de la noche de fiesta nuestra voz estalla en luces y vida y muerte se confunden; su vitalidad se petrifica enana sonrisa: niega la vejez y la muerte, pero inmoviliza la vida”.
Ellos y nosotros, o nosotros y ellos, o nosotros o ellos. EL lenguaje significa, gracias a la palabra existimos, ya que primero existió el verbo, con él se nombraron todas las cosas, la tierra y los hombres, mismos que son, que somos vacío, nostalgia, soledad, búsqueda, temor, angustia, ansiedad, fragilidad, tres puntos suspensivos, silencio, nada, más nada, carencia, contradicción, un laberinto de soledad. Todo esto somos los mexicanos nada y todo, vida y muerte, somos niños abandonados por la madre y recogidos por la chingada, por una madre adoptiva que chinga y ama sufridamente, que mata y amamanta. Nos abandonó la Malinche y nos violó su amante. Las heridas siguen y como lobos solitarios y ensimismados en nosotros mismos, lamemos las heridas en silencio alejados de las miradas ajenas que desnudan y acribillan. Somos víctimas de la historia, resultado de ella como todas las naciones, pero a nosotros nos siguen doliendo las heridas y contemplamos aún la sangre derramada por años intocables.
“El mexicano excede en el disimulo de sus pasiones y de sí mismo, temeroso de la mirada ajena, se contrae, se reduce, se vuelve sombra y fantasma, eco. No camina se desliza; no propone, insinúa; no replica, rezonga; no se queja, sonríe; hasta cuando canta…”.
El mexicano se reserva para los días de fiesta en que se emborracha y grita “Viva México Cabrones”, toma para tener valor, para ser él y justificar sus actos, para ser frenético y nombrarse de mil formas, para tomar fuerza ante los extraños y sentirse por única vez superior, toma para olvidar las vejaciones y ser victimario y dejar de ser víctima. Se le va la vida en un trago y en una nota al cantar “Cielito lindo si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí…”, canta esto al sólo tener unas copas encima y estar fuera de su hermoso México aunque sea por un día, esto es ridículamente cierto. Sin embargo, ejemplifica parte de la psique del mexicano.
¿Qué somos en suma? Somos un adolescente que adolece, que padece su crecimiento, que se resiste a pasar de estadío, que no habla, que es puritano, que se persigna ante el placer y calla, que interpreta e insinúa, somos un adolescente que se cuelga hasta el molcajete con tal de buscarse, aunque lo hacemos desde hace muchos años, nos buscamos con la intensión de no encontrarnos. Nos fusionamos, pero a la vez dejamos marcadas las diferencias para seguir atesorando nuestra originalidad, aunque no sepamos cuál sea ésta. Peleamos por nuestra historia, la defendemos sin saberla a ciencia cierta, la conocemos de oídas, la inventamos porque mentimos para entretenernos, por ello las leyendas y los mitos, nos hace bien creerlos y pertenecer a ellos. ¿Qué somos? ¿Quienes somos? Preguntas que se elabora un joven pueril con barros y grasa en la cara, intelectualoide o vacío, fascinado por Marcos y el Che o enamorado de Frida y Diego, amante de los ipod’s y celulares con cámara, en suma, adolescente en búsqueda de su identidad, aunque ésta esté ahí desde hace muchísimo tiempo.

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