miércoles, 22 de septiembre de 2010

Morelia

Morelia, historia arquitectónica de una nación.
Dicen que Morelia es historia, arte, cultura, arquitectura monumental, diversidad de paisajes; dicen también que todas las calles llevan siempre al viajero a algún parque, palacio, iglesia o jardín. Es imposible no toparse con algún busto o estatua de Morelos, ya que el actual nombre de éste lugar substituye al de Valladolid, porque en 1828 se decretó honrar la memoria de don José María Morelos y Pavón, héroe nacional, quien en Morelia nació el 30 de septiembre de 1765.
Morelia es sin duda un cuento que habla de la arquitectura, platica historias por medio de sus construcciones, por medio de su cantera rosa que hacen del lugar, en ocasiones, un lugar monocromático.
La historia de este lugar comienza con los matlalzincas quienes poblaron durante el siglo XIV o XV el valle de Guayangareo, actual Morelia, con el consentimiento de un cazonci purépecha. Algunos historiadores coinciden en que se les otorgó como recompensa, por haber participado en la defensa del imperio purépecha durante la invasión de los tecos de Jalisco.
Ya instalados en este valle, cuyo nombre significa loma chata y alargada, los matlalzincas recibieron el nombre de pirindas, es decir, los de en medio, por la ubicación del lugar, al cual ellos llamaron Patzinyegui.
En el período colonial arribaron a este lugar los franciscanos Fray Juan de San Miguel y Fray Antonio de Lisboa, quienes formaron una escuela donde enseñaban el catecismo, las primeras letras del castellano, música, artes y oficios; a su vez, ellos aprendieron el idioma de los naturales. Con esto, el valle entró en una etapa de notorio florecimiento. Tiempo después, algunos españoles avecinados en el lugar, solicitaron a la corona española para que les cediera terrenos para fundar una ciudad; la reina Juana, en cédula del 27 de octubre de 1537, se los concedió y así formaron una nueva población con el nombre de Valladolid. Se hizo el trazo de la ciudad y llegaron pobladores, entre ellos, frailes, indígenas y colonizadores; así es como se levanta el acta de su fundación el 18 de mayo de 1541 y en 1545 Carlos I de España y V de Alemania otorgan el título de ciudad a esta reciente población.
Comienza entonces a construirse parte de esa Morelia que el viajero conocerá por medio de estas letras o por medio de sus sentidos si es que se anima a viajar conmigo a una Morelia colonial.
Primero Valladolid, tenía espacios grandes en plazas, calles e interiores. Por lo general, las casas se desplazaban en una sola planta, dando un aspecto de horizontalidad a la ciudad.
El viajero podrá disfrutar aun de las primeras construcciones hechas en Morelia; son aquellas que tienen un patio principal y corredores laterales; el zaguán suele estar abierto y en el patio principal los lugareños suelen estar “tomando el fresco”, mientras observan a los transeúntes caminar y asomarse con curiosidad a sus casas. Esto parece no molestarles y al viajero le dará una sensación de confianza. Éste patrón arquitectónico prevaleció durante cuatro siglos, lo cual le dio una cierta homogeneidad al lugar. Sin embargo en el centro de la ciudad podrá usted ver una gama de estilos del Art Nouveau y del Art Déco. Podrá observar también el principal material de construcción: cantera de tono rosado, la cual se cubría con cal apagada para protegerla, aunque en el siglo XVI los techos inclinados con viguería prevalecieron, para después utilizarse loseta y vigas de madera.
Así, siguiendo por las calles de Morelia y por la historia de su arquitectura, le platico que en el siglo XVIII hubo una epidemia y los pocos indígenas que quedaron cedieron sus tierras al gobierno y éste creó el Paseo de San Pedro, donde los ciudadanos podían pasearse en carruajes o caminar entre los árboles. En el siglo XIX se diseñaron jardines para las plazas de la ciudad. Las Leyes de Reforma obligaron a la Iglesia a entregar al Estado gran parte de sus propiedades, los atrios y huertos de los conjuntos conventuales se convirtieron en plazas públicas y en muchos casos se trazaron nuevas calles. En el centro de la ciudad la influencia del estilo francés se observa en los detalles de ornamentación con guirnaldas y en otros motivos decorativos, mientras que en el interior del templo de San Diego se dio un verdadero neobarroco que combina el carácter inseparable de escultura y arquitectura, típico del rococó, con el colorido trabajo de yesería.
En el siglo XIX el aislamiento de la ciudad virreinal quedó atrás. La llegada del ferrocarril, del telégrafo y del teléfono acercó a Morelia a otras ciudades. La preocupación decimonónica por la higiene promovió mejoras importantes en Morelia, incluyendo la instalación de un sistema para filtrar el agua, la pavimentación de calles y la instalación de alumbrado público. A principios del siglo XX la población de 40,000 habitantes, podía recorrer su ciudad en los modernos tranvías. Los cambios, en cuanto al urbanismo y arquitectura, han sido tan vastos y tan veloces que es difícil resumirlos. Uno de los primeros fenómenos al entrar el siglo XX fue la aparición de fraccionamientos o subdivisiones grandes que conforman colonias fuera del centro de la ciudad. Después de la Revolución de 1910, en la ciudad de México surgieron algunos grupos de intelectuales y artistas que tenían la inquietud de crear expresiones artísticas verdaderamente mexicanas, para la cual buscaban inspiración en distintos periodos del pasado nacional. Así surge el fenómeno del muralismo en la pintura, se compusieron piezas de música clásica inspirada en ritmos populares y en arquitectura surgieron corrientes como el neoindigenismo, el estilo neocolonial y el movimiento de integración plástica.
En Morelia, estas corrientes tuvieron poca difusión y en general, llegaron en forma tardía. El neoindigenismo estuvo presente en detalles decorativos desde el periodo porfirista. El jardín Azteca, con sus réplicas a pequeña escala de esculturas náhuas es muestra de la inquietud de revalorar el pasado mesoamericano propio del periodo. Detalles de este tipo están presentes en otros edificios virreinales, sin embargo, no se utilizaron con la misma conciencia ni con la misma finalidad nacionalista que en el periodo posrevolucionario.
Qué más puedo decirle querido viajero, siempre le invito a lugares llenos de historia, de belleza y siempre le invito a que vea la infinidad de aristas que estos lugares poseen. No pierda la oportunidad de ir a la plaza de armas o de los mártires, siéntese alrededor del kiosko y escuche a la banda municipal los jueves y domingos. Visite el acueducto de estilo barroco que consta de 253 arcos, fue construido en 1785 y servía para proveer de agua potable a la ciudad. Vaya al museo de arte colonial: se localiza en un edificio del siglo XVIII, de estilo barroco.
Puedo seguir con una lista interminable de lugares que debe visitar, como la casa natal de Morelos, el templo de las monjas, el jardín de las rosas, la plaza de Villalongín, el Palacio Clavijero (Antiguo Colegio de San Francisco Javier), el Palacio Municipal; y si usted quiere visitar construcciones modernas, está el planetario, el teatro Morelos, el zoológico de Morelia que es uno de los zoológicos principales de la República, porque en él se han reunido una gran variedad de especies que proceden de los cinco continentes (algunas de ellas a punto de extinguirse).
En fin, El centro histórico de Morelia cuenta con 390 hectáreas, 219 manzanas, 15 plazas y 1,113 monumentos. Por ello,
después de un riguroso examen, el Comité del Patronato Mundial de la UNESCO acordó inscribir a Morelia en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad, el día 12 de Diciembre de 1991.
Como dato anexo le digo que Morelia al Norte colinda con Guanajuato; al Noroeste con Querétaro; al Oriente con el Estado de México; al Sur y Sureste con Guerrero y con el Océano Pacífico y, al Oeste con Colima y Jalisco.
Morelia es reconocida, nacional e internacionalmente, por el estilo colonial arquitectónico de su Centro Histórico, el cual es el segundo más grande del país. Asimismo, la ciudad también es reconocida como "Tierra de Magníficos Artesanos". La expresión artística de las artesanías reflejan la mezcla de estilos indígena con español.
La deliciosa cocina es otro de los factores que distinguen a esta ciudad de muchas otras; la combinación de recetas purépechas con carnes y especias europeas es el resultado de la exquisita gastronomía que disfrutamos.
El clima de Morelia es generalmente cálido, asciende a 28 grados en primavera y desciende a 6 grados en invierno. Así que no se le puede pedir más, hay gastronomía, cultura, historia, clima indicado.
Se preguntará cuándo es preferible ir a Morelia: puede ser en octubre cuando se lleva a cabo el Festiva Internacional de Cine; o en noviembre, cuando se festeja en toda la Republica el día de muertos; o en diciembre, cuando los morelianos visten a sus niños con ropa indígena de la región y llevan ofrendas a la Virgen.
Puede también ir al balneario de Cointzio por la carretera a Quiroga, a 14 Kms. al suroeste de Morelia o al antiguo pueblo de Tiripetío, que se encuentra 28 kms. al suroeste sobre la carretera (vía corta) a Pátzcuaro, y de paso va a esta hermosa isla llamada Pátzcuaro. Como pudo leer en estas líneas, Morelia le presenta variedad de paisajes, temas, lugares, historia. Y por ello termino preguntándole: ¿Qué espera para visitar Morelia?

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