miércoles, 22 de septiembre de 2010

San Miguel de Allende, una vez que lo nombras no puedes dejar de amarlo.

Silencio porque “hay un universo de pequeñas cosas que sólo se despiertan cuando tu las nombras / todo lo que es bello está esperando tu mirada… “, silencio que un lugar colonial espera tus sentidos para que le contemples. Ese pueblo se llama San Miguel de Allende, es parte del Bajío y del estado de Guanajuato. Área plana, rodeada de montañas, de clima primaveral y a tan sólo cuatro horas de la ciudad de México. Allí te esperan el parque Juárez, una corrida de toros, el Templo de las Monjas, la parroquia de San Miguel de Allende y de San Miguel Arcángel, el callejón de las cañaditas, la casa de Allende, calles pavimentadas con piedra, loseta y cantera. Allí te esperan querido visitante, querido viajero que sueles contemplar la magnitud histórica plasmada en recintos arquitectónicos delicadamente trazados por la mano del hombre, te espera el estado más antiguo del centro de la República Mexicana, te esperan también fiestas todo el año, sanmigueladas que son fiestas parecidas a las realizadas en Pamplona, España; fiestas religiosas, un estado cosmopolita por la inmensa cantidad de residentes extranjeros, ya que San Miguel de Allende les ha llamado para habitar sus casas coloniales, mesuradas y armónicas.
San Miguel el Grande como se llamaba originalmente, fue fundada en 1542 por el misionero Franciscano, Fray Juan de San Miguel. Este sitio es llamado "La Cuna de la Independencia Nacional" En 1982 San Miguel de Allende se convirtió en un monumento nacional y en zona histórica protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). San Miguel de Allende es una joya colonial que inspira y encanta, en el que se mezclan el folklore de las fiestas religiosas y sociales, junto con el arte en todas sus manifestaciones. Este lugar tiene calles angostas flanqueadas por edificios con muros de adobe y una abundancia de buenos restaurantes y hoteles. San Miguel de Allende también es famoso por su seguridad, al caminar por sus calles ya sea de día o de noche se puede tener la tranquilidad de que será una relajante caminata sin preocupaciones.
Silencio porque “hay un universo hecho de pequeñas cosas que vuelan sobre tu cabeza si las soplas / hay atardeceres que no acaban de ponerse…” en San Miguel de Allende, por ello invito en ésta ocasión al peregrino, al caminante o al viajero a detenerse en el parque principal de San Miguel de Allende y tomarse un exquisito café para degustar la diversidad étnica: mujeres de las comunidades vestidas con faldas y blusas de colores, hombres y mujeres vestidos formal e informalmente, niños con juguetes, globeros, y por las tardes los mariachis tocando en el centro de la Plaza. La ciudad ofrece museos, teatro, iglesias impresionantes, orquestas de todo tipo de música, mercados en los que encontrará artículos tejidos y llenos de tradición y cultura, galerías y restaurantes con deliciosa comida y por supuesto la amabilidad de su gente. A San Miguel de Allende también se le conoce como la ‘Universidad sin muros’ por su extensa tradición cultural y numerosos centros de aprendizaje. Cabe destacar las construcciones arquitectónicas más sobresalientes como por ejemplo: el Palacio Municipal, antiguamente la casa consistorial construida en 1736; la casa donde nació Ignacio Allende, ejemplo de la arquitectura barroca de la ciudad, sobre todo en su portada, y que actualmente es el Museo Regional; la iglesia y convento de Santo Domingo, sobria edificación de 1737; el convento Leal de la Concepción, que en la actualidad es el Centro Cultural, es una edificación notable por su enorme patio; fue construido en el siglo XVIII; y muy cerca de la ciudad se encuentra el santuario de Atotonilco, construcción del siglo XIII de sobrias proporciones con aspecto de fortaleza y en cuyo interior se conservan valiosas pinturas del mismo siglo.
San Miguel de Allende ha sido desde hace algunos años el paraíso de los artistas por tener una atmósfera bohemia inigualable, por el tranquilo y armonioso paisaje colonial y por el paso obligado para extranjeros y nacionales que al llegar se enamoran perdidamente del paisaje, tanto, como para quedarse a vivir para siempre en esta provincia.
En el transcurso del tiempo ha pasado por diferentes etapas de desarrollo desde la industria textil, la agricultura y al final de los cuarenta en el siglo pasado empezó a desarrollar su nicho artístico y cultural, por eso su estilo de vida es único y no lo encontrará en otra parte. Ha conservado muchas tradiciones y costumbres de su pasado colonial y de principios y mediados del siglo pasado lo cual lo hacen más acogedor e interesante de visitar.
Vivir la Semana Santa en San Miguel de Allende es inigualable, desde el viernes de Dolores hasta del domingo de resurrección, es una experiencia llena de colorido, de ritos y costumbres, de convivencia, de imágenes que jamás podrá contemplar en otra población.
Como ya había mencionado en San Miguel de Allende hay celebraciones todo el año, comienza la Semana Santa con la tradicional procesión del silencio entre marzo y abril, que para quienes la hayan observado sabrán que es una experiencia insuperable porque al no haber otro ruido en el pueblo más que las pisadas de los feligreses recorriendo las calles, las sensaciones de los espectadores van desde un pequeño escalofrío corporal hasta una experiencia mística e inmemorable. Yo que ya lo he vivido, les puedo decir que hasta la fecha, después de muchos años de ser espectadora de la procesión, aun recuerdo el silencio pesado irrumpido por los pasos de los caminantes, y a pesar de que ha pasado el tiempo aun mi piel siente un ligero escalofrío al recordar el silencio entorpecido y milenario. Después de dichas celebraciones llega la Feria de San Antonio de Padua con su desfile extravagante del "Loco"; luego la Feria Nacional del Cobre y la Lana, con atracción de visitantes de todo México: segunda semana de Noviembre; le continua la Sanmiguelada, para los valientes y la carrera desenfrenada de los toros al estilo Pamplona que es definitivamente una de las mejores atracciones del estado, mientras unos corren salvando su honor los otros expectantes y sensatos puede ver los procedimientos desde la seguridad de los balcones, esta fiesta se realiza en septiembre; y para cerrar el año, las celebraciones navideñas al estilo mexicano con posadas que se llevan a cabo a través de la Ciudad.
San Miguel de Allende cuenta también con un espacio consagrado a la conservación y valoración de los recursos naturales. Enclavado en el corazón del altiplano central ‘El Charco del Ingenio’ monumento natural extraordinario. Su nombre procede de una poza natural encajada al fondo de una imponente cañada, a la cual la imaginación popular ha rodeado de espíritus y leyendas que se remontan a los tiempos de la Conquista. Entre peñascos y matorrales asoman aún vestigios de acueductos y obras hidráulicas del pasado. Durante la estación lluviosa las aguas se derraman, formando pozas y caídas de agua y así revelar un magnífico paisaje.
Silencio, silencio porque “hay estrellas que brillan por ahí, lo sé, y existen sitios que nunca pude conocer, por eso ven a ver conmigo el sol, aquel de plata salpicándonos los mares de pequeñas cosas (…) hay una mirada que susurra a mis espaldas cuando los secretos o se dicen o se callan…”, por eso te digo y no te callo: conoce San Miguel de Allende que él te espera para que con el verbo le menciones y pueda despertar feliz bajo tu mirada.








* Citas tomadas de la canción ‘Hay un universo de pequeñas cosas’ del álbum ‘El alma al aire’ de Alejandro Sanz.

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